audición
es la única que está en nuestra mano prevenir.
Descubra por qué se produce y cómo evitarla.
La pérdida auditiva inducida por ruido se produce porque el ruido excesivo daña algunos de los mecanismos en el oído interno. Los sonidos fuertes comienzan su viaje desde una fuente (como un arma, una explosión o música desde auriculares súper potentes) y viajan a través del aire y el oído y causa estragos.
¿Recuerda a Quasimodo? Unas campanas del tamaño de las de Notre Dame tendrían a cualquier persona prudente buscando tapones buscando unos tapones de forma frenética, pero el daño no lo causan solo estos mega sonidos. Una exposición continua a sonidos altos también tiene este efecto. Cuando el ruido excede cierto nivel, comienza a destruir las terminaciones nerviosas en el oído interno. Si esto sucede repetidamente, las terminaciones nerviosas se dañan sin que pueda repararse y privándole de su audición para siempre.
¿Cuándo se convierte en peligroso el ruido?
Si tiene que gritar por encima de un ruido de fondo para hacerse oír.
Si el ruido daña sus oídos o hace que le pite.
Si le resulta difícil oír durante varias horas después de haber oído el ruido.
Lo que daña su audición son la intensidad y duración del sonido. El sonido se mide en decibelios (dB), donde el 0 es el sonido más leve que el oído puede detectar y donde 180 sería el sonido que produciría una roca si se lanzara desde el espacio. En nuestra vida diaria, una conversación normal alcanza un nivel de 60 dB, una máquina cortacésped alrededor de 90 dB, una motosierra 100 dB, un concierto de rock rondaría los 115 dB y el motor de un avión 140 dB. Muchos expertos creen que una exposición continua a más de 85 decibelios causa problemas. Cuanto más tiempo y más cerca esté expuesto a un ruido alto, mayor riesgo de dañar su audición.